domingo, 12 de abril de 2009

Argentinismos

Yo, realmente no sé nada, pero nada, de leyes, sin embargo hay cosas que solo con leerlas se pueden entender fácilmente. Con esto estoy haciendo referencia a los artículos de nuestra Constitución. A saber:

Artículo 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.

Hay demasiadas cosas que la ley supone que deben asegurarse pero que, bien es sabido por todos, se cumplen en muy pocos casos. El propio sistema entra en contradicción con semejantes derechos y garantías. Dentro del sistema capitalista resulta necesaria la explotación del trabajador, con jornadas muy largas y remuneraciones mínimas (con una plusvalía apropiada inmensa). Las protecciones contra el despido arbitrario, son casi un chiste y más actualmente, que además de que parece que la crisis le otorga a los empleadores algún tipo de derecho a despedir masivamente, hay una serie de trabajos en donde la explotación está llevada al extremo y cualquier queja, debate o reclamo te va a dejar desocupado. Esos trabajos, de telemarker principalmente, que son los únicos a donde podemos pretender ingresar nosotros, los jóvenes —estudiantes y/o ya recibidos—, que no tenemos ningún contacto que nos habilite la entrada a trabajos menos peores, dan cuenta de la precarización laboral y de la nula protección frente a esos monstruos que son las empresas super globalizadas.
El último párrafo del artículo citado más arriba, confirma que el Estado tiene la obligación de otorgar el acceso a una vivienda digna. Cuando leo esto me acuerdo de hace quince días atrás cuando iba caminando por mi barrio, San Cristóbal, un poco más específicamente por la Av. Jujuy y un grupo de individuos, supuse que de la policía, estaba desalojando a una familia. Seguí caminando un poco más y vi a las personas que viven en la plaza que está a una cuadra de la Av. Jujuy y la Av. Independencia; de vista reconozco a un señor, que vive en esa cuadra desde que yo tengo memoria pero que ahora, hace un tiempo no tan largo, comparte su vida con una familia con hijos muy chicos. La plaza, como todas en la ciudad, está enrejada pero por suerte la puerta está siempre abierta, y ellos pueden pasar ahí la noche.
Como si fuera poco malo vivir en una plaza, la mayoría no tienen ni eso y se conforman con un pedacito de la vereda o con la entrada de algún edificio. En la puerta del Santa Lucía también hay varias personas que pasan su vida ahí, y no precisamente para pedir un turno. Ayer, pasé por la puerta y escuché una discusión que me partió el alma pero también me hizo notar el sentido de ‘comunidad’ que lleva a la solidaridad mutua y al respeto y que no muchos tenemos. Había una mujer embarazada, un carrito con un bebé y tres hombres más, si no me equivoco. Uno de ellos trabaja como ‘trapito’ y le decía a la mujer, con la voz entrecortada y sonaba cargada de tristeza, que tenía que estar bien, que ahora eran todos una familia (señalando a los otros hombres) y ellos la iban a cuidar si el no estaba, pero que tenía que quedarse tranquila y ser fuerte. Supongo que tanto el ‘trapito’ como la mujer embarazada y su bebe eran debutantes en la ‘situación de calle’, y para ella no debía ser fácil.
Se me cruzaron muchos pensamientos por la mente, pero me acordé de Macri, del Estado, de las personas que apoyan que cierren las plazas y que echen a los que viven en las calles pero que no piden medidas sociales ni un cambio que les de una posibilidad a los que no tienen nada pero que por el contrario piden más autoritarismo y más fuerza pública por la ciudad.
Hoy salió un artículo, en Página12, sobre una fuerza de Macri encargada de desalojar: la Unidad de Control del Espacio Público. Acá está la nota: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-123079-2009-04-12.html

Por otro lado, en Perfil salió una mención sobre la presentación del "bus turístico" de Macri. Esto demuestra que nuestro país no es para los pobres, tampoco para los inmigrantes de países limítrofes o de otros países poco afortunados. Este es un país donde el turista tiene que ver “todo lindo” y el argentino, con aires de grandeza, pretende ser cada día más europeo y menos americano:

Artículo 25.- El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes.

Esta aclaración sobre el tipo de inmigración que debe fomentarse, presente en nuestra Constitución, me genera mucha vergüenza, primeramente por formar parte de esto, y además por lo que significa una pensamiento tan retrógrado y derechista pero que justifica muchas cosas. Pienso como se habla de los bolivianos, peruanos y paraguayos, el odio que muchos les tienen por venirse a vivir acá, por usar los hospitales y "ocupar puestos de trabajo"(1).
También un día vinieron los españoles, entre tantos otros, ellos se encargaron de matar a los verdaderos nativos y de re-poblar el país haciéndolo propio y usurparon, violaron y robaron. Pero esos no importan, no es lo mismo, ¿no?
Cuando se llamó a europeos para que vengan al país haciendo promesas totalmente mentirosas produciendo la gran ola inmigratoria de italianos y españoles a fines del XIX y principios del XX tampoco importa. Ahora, los nietos o hijos de esos europeos pobres que llegaron desesperados discriminan a los inmigrantes de hoy, desesperados o no, que vienen a la Argentina y no precisamente para usurpar, violar, robar y matar ni para hacerse la América.
Pero la Constitución argentina, la actual y la de todos, que se supone que es la que queremos que nos sirva de ‘guía’, reformada en el año 1994, intenta incentivar la inmigración europea. Ahora me cierran muchas cosas y creo que ya entiendo qué está pasando: somos argentinos y, por lo tanto, bisnietos, nietos o hijos del ‘Padre del Aula’, sin darnos cuenta caemos en su gran dicotomía y elegimos.
¿Civilización o barbarie? Así estamos.




(1) Sobre esta idea ridícula de que 'ocupan los puestos de trabajo' hay que aclarar, por si alguno no lo sabe, que a los inmigrantes los utilizan los grandes explotadores, practicamente, como mano de obra esclava -cosa prohibida según nuestra Constitución-. Aquellos a quienes les corresponde impedir estas cosas se hacen los desentendidos, y los fronterizos tan 'envidiados' por tener un trabajo que podría tener un argentino', cobran miserias, trabajan en condiciones terribles y sin ningún tipo de beneficio. Justo hoy Clarín publicó algo al respecto: http://www.clarin.com/diario/2009/04/12/um/m-01895190.htm

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